En los últimos años, las habilidades blandas han cobrado una importancia creciente en la educación superior y en los entornos laborales, principalmente por su vínculo con la empleabilidad. Sin embargo, persisten controversias en torno a su definición, formación y evaluación. Este trabajo empleó una metodología de enfoque mixto, que combinó una revisión sistemática de literatura publicada entre 2010 y 2024 con la aplicación de un cuestionario estructurado a una muestra de 157 personas. A través del instrumento se recopilaron datos cuantitativos sobre el nivel de conocimiento y percepción respecto a estas competencias. Con base en los hallazgos, se propone un modelo de competencias socio-adaptativas que agrupa las habilidades blandas en seis categorías generales: tecnológicas, interpersonales, gerenciales/empresariales, de aprendizaje, personales y para la vida. Aunque la mayoría de los encuestados manifestó conocer el término, se evidencian confusiones en su definición y en cómo se diferencian de las habilidades técnicas.